En general, ¿te sientes bien y capaz cuando ves que la situación te sobrepasa? La mayoría de nosotros diría que no. Esta sobrecarga puede ser perjudicial y acarrear consecuencias negativas como:

  • Empeorar la salud mental y dificultar la concentración, la toma de decisiones, la confianza en nuestras capacidades y en la gestión de problemas.
  • Afectar negativamente a nuestras relaciones.
  • Afectar negativamente a nuestra forma de actuar: puede llevarnos a arremeter contra nuestros seres queridos, o a evitarlos, o a consumir alcohol u otras drogas para lidiar con sentimientos difíciles, o para evadirnos de situaciones estresantes.
  • Afectar negativamente a nuestra forma de actuar en la escuela o en el trabajo.
  • Facilitar la aparición de enfermedades mentales y agravar los sentimientos desagradables que ya estén presentes.
  • Empeorar, o causar, muchos problemas de salud física.

Equilibrio significa que podemos dedicarnos plenamente a lo que necesitamos, o queremos hacer, sin esa molesta culpa o preocupación de que deberíamos estar haciendo otra cosa. También quiere decir comprender realmente nuestros propios límites y necesidades para tener la libertad de perseguir los distintos roles e identidades que desempeñamos o queremos desempeñar en la vida. Encontrar el equilibrio conduce a una mayor satisfacción y al bienestar, lo que aumenta nuestra capacidad de encontrar el equilibrio en el futuro.

El equilibrio es algo individual. Por ejemplo, algunas personas necesitan mucho tiempo libre para relajarse, mientras que a otras les gusta estar ocupadas casi todo el rato. O a algunas personas les gusta estar más conectadas, mientras que otras aprecian tener más tiempo para sí mismas.

Más de una forma de encontrar el equilibrio

Hay personas que prefieren...

  • Un horario de trabajo fijo. Por ejemplo, salir del trabajo a una hora determinada para no quedarse más tarde de lo previsto.
  • Apagar los dispositivos móviles y no consultar el correo electrónico del trabajo a partir de una hora concreta.
  • Hacer los deberes a solas en un espacio tranquilo.

Mientras que a otras les va mejor...

  • Un horario de trabajo flexible. Por ejemplo, trabajar más horas algunos días en los que dispongan de más tiempo, y así compensar trabajando menos horas otros días.
  • Revisar los dispositivos móviles y los correos electrónicos a medida que llegan los mensajes.
  • Hacer los deberes con las amistades en una cafetería para preparar una tarea.

Una parte importante a la hora de encontrar el equilibrio consiste en decidir qué tareas o actividades son prioritarias y cuáles no. Por supuesto, hay cosas que no podemos dejar de hacer. Por ejemplo, terminar las tareas que nuestros jefes/as o nuestros profesores/as esperan que entreguemos a tiempo, así como comer y mantener la casa para gozar de buena salud, y quizá, además, tengamos también a otras personas a nuestro cuidado. El problema es que, a menudo, dedicamos tanto tiempo a las cosas que creemos que debemos hacer que descuidamos las que nos hacen sentir bien y felices.

Es verdad que, a veces, mantener el equilibrio es un poco más complicado. Siendo realistas, el equilibrio no es algo que se consiga en un solo día, sino que hace falta tiempo. Por ejemplo, es posible que tengas que dedicar más tiempo a estudiar durante los exámenes finales, o que tengas que trabajar más horas durante un determinado periodo de tiempo. Además de que, de vez en cuando, surgirán obligaciones inesperadas. Sin embargo, sigue siendo importante que te tomes tiempo para ti, aunque puede que te resulte difícil encajar todo en tu día, no pasa nada, siempre que tengas un plan que te permita dedicar tiempo a otras cosas importantes dentro de un plazo razonable.

Si te das cuenta de que pospones constantemente actividades importantes para ti, quizá necesites replantearte el equilibrio en tu vida. También es posible que tengas volver a valorar las actividades que estás posponiendo de tu lista de prioridades.

  1. Cuando he terminado todo lo que tengo que hacer, ¿tengo tiempo y energía para disfrutar de las cosas que quiero hacer?
  2. ¿Puedo dedicarme a algo sin preocuparme por otra tarea, o sin sentirme culpable por no estar haciendo otra cosa?

Si puedes decir "¡Sí!", probablemente estás en el buen camino.

Trabajar por llegar al equilibrio entre las obligaciones y el disfrute puede ser tan sencillo como dar prioridad a tu propio bienestar.

Esto quiere decir que tus obligaciones para con tu propio bienestar son tan importantes como las que tienes con tus jefes/as, tus profesores/as, tus familiares u otras personas que cuentan contigo.

¿Te gusta una clase de yoga en particular? Prográmala en tu calendario diario y no faltes.

¿Necesitas 30 minutos después del trabajo para relajarte antes de empezar a ocuparte de las responsabilidades de casa? Habla con tu familia y elabora una estrategia para proteger tu tiempo.

¿Sientes que rindes más si sales a pasear en tu pausa para comer? Comenta en tu entorno laboral que tu tiempo es para ti (siempre de manera razonable).

¿Sientes que no tienes tiempo? Te sorprenderá ver cómo tus elecciones pueden liberar tiempo. Para encontrar el equilibrio y establecer prioridades es muy importante aprender a decir que no. En algún momento, la mayoría de las personas hemos aceptado asumir una obligación cuando realmente no teníamos tiempo o energía para ello. El "sí" puede parecer una respuesta más fácil, pero no ayuda a nadie. Aprender a decir que no requiere práctica, se llama asertividad. La asertividad significa ser una persona honesta con tus propios sentimientos y necesidades, respetando también a otras personas. Es una herramienta increíblemente poderosa para el bienestar.

Desafortunadamente, hay gente que considera que dar prioridad al cuidado personal es egoísta o indulgente. Las personas que dan prioridad a su propio bienestar tienden a sentirse mejor consigo mismas (por supuesto) y suelen disfrutar de mejores relaciones, mayor productividad en el trabajo o los estudios y mayor capacidad para gestionar los problemas. Si te cuesta hacer cambios, o sientes que siempre te estás castigando por tus decisiones, prueba los módulos de bienestar “Resolución de problemas” y “Pensamiento saludable”. 

  • Averigua cómo te gusta estudiar, si prefieres estudiar en la biblioteca, con un grupo de amistades o en casa.
  • Establece un horario donde figuren tus obligaciones y también las actividades de ocio, y cúmplelo.
  • Si sientes que una tarea te sobrepasa, habla con tu profesor o profesora.
  • Descubre cómo puede ayudarte tu centro escolar. Muchos ofrecen ayuda con técnicas de estudio, planificación, redacción y otras áreas.
  • Únete a un grupo o asociación de algo que te guste, puede ser divertido y puede permitirte ampliar tus redes sociales.
  • Intenta empezar las tareas con antelación para que los problemas o imprevistos no sean tan difíciles de resolver.

  • Plantea a tu jefe/a tus preocupaciones sobre la carga de trabajo.
  • Asegúrate de que tu lista de tareas es realista. Es fácil subestimar el tiempo que realmente llevará una tarea.
  • Deja claras las expectativas sobre trabajar fuera del horario laboral (por ejemplo, responder a los correos electrónicos).
  • Tómate tus descansos fuera del escritorio e intenta hacer algo de actividad física un pequeño paseo es una buena forma de descansar y reducir el estrés.
  • Averigua cómo trabajas mejor, y pregunta cómo pueden ayudarte en tu lugar de trabajo. Por ejemplo, si trabajas mejor en un espacio tranquilo, puedes hablar con tu jefe/a sobre la posibilidad de trabajar a veces desde casa.
  • Habla con un compañero o compañera de trabajo al que admires por su forma de encontrar el equilibrio y averigua cómo lo consigue.

  • Ofrece a otras personas la oportunidad de hablar de sus propias necesidades y expectativas, y luego discutid formas realistas de compartir la carga en el hogar.
  • Trabajad juntos para encontrar soluciones. Por ejemplo, acordar un horario de cuidado de los hijos e hijas para poder salir con tu grupo de amistades o realizar alguna actividad una vez por semana. 
  • Si el cuidado genera mucho estrés en el hogar, consulta los servicios de apoyo del entorno. Por ejemplo, el vecindario, la familia y los recursos de la escuela, los servicios sociales de base y los ayuntamientos pueden ser de gran ayuda.

¿Llevas una vida equilibrada? Para saberlo, responde al siguiente cuestionario